Les recomiendo leer el artículo "Evitar el daño causado por la medicina: de la prevención cuaternaria a la quinaria", del que me tomé la libertad de tomar unos fragmentos:
"Por supuesto, esta llamada al fin del optimismo, no rechaza a los crónicos sino la idea de que su bien deba sustentarse en el supuesto falso de que la muerte y la edad avanzada pueden ser vencidas o ignoradas, de que la vida solo tiene interés si se prolonga y de que no hay nada que decir sobre el valor y las contribuciones intrínsecas de los ancianos
No es el envejecimiento ni la muerte en sí misma lo que resulta censurable sino el envejecimiento cruel y la muerte indecorosa, retos para los que son la política y los cuidados los que pueden dar respuestas y, en mucha menor medida, la medicina científica y la tecnología impulsados por el mercado"
En sus últimos párrafo explica claramente que no vamos a ayudar a nadie basándonos en el supuesto de la inmortalidad y la eterna juventud.
"No ayudaremos los sanitarios trasladando a los enfermos crónicos y ancianos la idea de que solamente la falta de recursos o de sistemas de gestión más sofisticados se interponen entre sus deseos y las limitaciones que muestran sus cuerpos
No ayudaremos los sanitarios a los jóvenes si inspiramos en ellos el deseo de vivir hasta una vejez en la que simplemente se alargue de modo indefinido la vitalidad de la juventud y se vea la muerte como un fracaso de la medicina
No ayudaremos los sanitarios al futuro de nuestra sociedad si permitimos una escalada incesante de los gastos sanitarios para crónicos y ancianos alimentada por un falso altruismo mientras se limitan otras actuaciones dirigidas a mejorar realmente sus condiciones de vida sin demasiadas resistencias"
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