miércoles, 9 de abril de 2014

Los pases de guardia

Otra joyita de nuestro amigo Sebastián, aprovecho para compartirla, es un lástima que quede tirada en la bandeja del entrada del mail de solo unos pocos privilegiados que estamos en su lista


EL PASE 
En nuestra profesión tenemos cosas que, aunque no debieran, causan terror. Tal es el pase de guardia, el "pase" como le decimos en la jerga médica criolla.
Para los que no hagan medicina, les cuento que no es el pase que te hace el médico general para un especialista, ese papelito con letras ilegibles. No. El pase es un momento de duración variable en el que un médico (o un grupo de médicos) que estuvieron de guardia, pasan a sus colegas entrantes las novedades del lugar donde trabajan. Ocurre en los hospitales dos veces al día. A las 8 y a las 20. Por ello es que si uno va a consultar a una puerta de emergencias a esas horas, difícil que agarre a un médico que lo atienda, a no ser que sea algo de vida o muerte (literalmente). Una enfermera con cofia como salida de un sketch de Gasalla le dirá que espere. Además el pase de las 8 de la mañana es el más jugoso, por adjetivarlo de alguna manera.
¿Qué sucede en ese famoso pase? ¿Porqué vengo con este cuento? Es que en ese lugar no hay lo que NO suceda. Es como esas películas que tienen de todo: drama, tragedia, comedia, locura y suspenso. De todo. En el se juntan dos grupos en dos etapas diferentes. Los médicos de guardia entrantes y los salientes. Los legañosos y los despabilados. A estos se le añade un tercer grupo, el de los jefes de servicios y supervisores. A veces se invita a las nurses, las capataces de enfermería para que acudan a la cita y allí ellas van con sus petates. Cerradas las puertas del cuarto médico, la función comienza. ¿Quieren que les cuente? Aclaración: todo parecido con la realidad, en cuanto a los personajes y hechos aquí retratados, son producto de la mera casualidad....Comencemos.
Marta es la médica que entregaba la guardia y no había tenido un buena guardia. Desde la ventana del hospital la mañana se veía linda, soleada, pero la guardia había sido una tormenta. Doce horas intensas. Marta había entrado a las 20 y ni bien le pasaron la guardia la nurse avisó que habían muchas consultas atrasadas y que la gente estaba protestando por la tardanza. Cuando apechugó con el otro compañero de guardia y los residentes las consultas, tuvo que llamar a la policía por un adicto que amenazó pegarles luego de acordarse de su madre un buen rato.... No había podido cenar sino hasta pasada la medianoche, si es que puede llamársele cena a una milanesa con fritas frías, tragada a las apuradas en 10 minutos. Habían comido todos a destiempo porque el trabajo no cesaba y se fueron turnando como pudieron. Las horas fueron pasando y a pesar de que el sueño crecía, las consultas no. Y los problemas menos. Se les descompensó un paciente y otro se les murió otro. Marta tuvo que pasar largo rato consolando a los familiares y cuando culminó con la burocracia mortuoria, al mirar el reloj pulsera se dio cuenta que faltaban 40 minutos para terminar su guardia y que comenzara el pase.
Entonces organizó como pudo su equipo de guardia y dividió las tareas. Así se fueron yendo los pacientes que habían observado la noche (con unas palmadas dio el alta a un borracho que llegó todo maltrecho sobre la medianoche llorando por su mujer), se agilizaron los ingresos que fueron pasando al sector de internación, se fueron atendiendo los dos o tres que habían consultado en la madrugada (infaltable uno con dolor de muelas) y Marta se puso a escribir como pudo y a los ponchazos un croquis de los pacientes que irían quedando para la guardia entrante. Le dio el tiempo para armar un mate y el bolso para no perder tiempo luego. Se fumó un cigarro con el portero menos diez y allí estaba, ocho en punto pronta para el pase. La otra jefa de la guardia ya se había ido porque entraba en una mutualista a esa hora.

Se hicieron las ocho y diez y la única que habían llegado fue una nurse supervisora que no tuvo otro tema de charla que comentar lo caro que estaba el tomate y que daban lluvia para la tarde... Marta siguió mirando el reloj y de pronto la puerta se abrió y se asomó el jefe del servicio que había decidido ir esa mañana. A Marta no le agradó eso porque la guardia anterior el jefe la había puesto en un apuro al llevarle la contra con una conducta que ella había tomado. Decidió ser concreta en este pase y tratar de hablar rapidito, para que los otros notaran que estaba apurada para llegar a otro lado. La única que sabía que se iría a dormir toda la mañana era ella, pero no se lo iba a decir a nadie.

-¿Un mate jefe? y extendió su mano con el tercer mate de la ronda intentando amenizar la jornada.
- No Marta, yo no tomo mate ¿recordás?
Marta olvidó ese pequeño detalle, se sintió bastante incómoda y pasó a la nurse el mate. Marta adoraba a aquel hombre que tanto sabía y tanto le había enseñado en su época de residente, pero el tiempo le fue enseñando que ni ella era tan mala en lo que hacía, ni aquel hombre era ningún dios. Estando en esas meditaciones el susodicho ordenó.
- Bueno Marta ya son y cuarto, pasame la guardia a mí mientras que viene el resto-. Aquel gesto tomó a Marta por sorpresa y aunque quedó sin palabras comenzó. - Bueno quedaron 10 pacientes en la guardia, en el área de observación...

Fue en ese momento que Angela, la compañera entrante, llegó. Simulando estar casi sin aire y medio despeinada fue pidiendo mil disculpas y con algunas excusas fue explicando su tardanza. La principal parecía era una trancadera de tránsito bárbara en la rambla. Aunque Marta no sabía si aquello era verdad, no le importaba. Ya se había puesto de mal humor y sintió como su cara se enrojecía. Angelaa siempre tenía una explicación -algunas inverosímiles y otras bastante elaboradas- para llegar tarde... Nunca le había dado el gusto de irse temprano... -¿Puedo seguir? escupió Marta a la mentirosa y entonces Angela puso sus bolsas al piso y se calló para escuchar. Marta prosiguió contando los pacientes que había y las novedades de la guardia.

Tras media hora de discusiones, debates, críticas y resoluciones Marta pudo huir. En el taxi de camino a casa intentó hacer un raconto del pase, y le fue imposible. Luego de la interrupción de Angela, muchas más le sucedieron. Fueron entrando uno tras otro y el cincha poroto se hizo tedioso, aburrido y peligroso. Y a Marta una de las cosas que más la desquiciaban eran las interrupciones a las que todo el mundo se está acostumbrando. Sus colegas los primeros. El neurocirujano que vino a ver a la paciente que no fue a ver cuando se lo llamó 4 horas más temprano, una médica de una emergencia móvil que con cara de suplicio apuró al primero que vio para que le firmara la hoja y le recibiera el paciente. La limpiadora que apareció pidiendo las llaves de la cocina para hacer sus tareas, una enfermera llamó a la nurse jefa para que saliera del pase para hablar con ella porque se tenía que ir a la media hora de descanso y adelante quedaban cosas por hacer. Hasta un familiar de un paciente se metió en el cuarto porque nadie lo paró antes. A Marta le fue casi imposible pasarle a la impuntual los detalles de la guardia porque se le olvidaron. Que la cama 3 estaba mejor de su examen respiratorio, que había que reclamar al laboratorio las muestras de sangre, que iban a enviar a un paciente del interior con un probable infarto para que lo evalúen...

Nadie la felicitó por el par de diagnósticos difíciles que hizo. Incluso un par de docentes le recriminaron sus conductas argumentando que esa no era la pauta del servicio y Marta ya para ese entonces no tuvo la fuerza para combatirles. Se quería ir de una vez y no quería contestarle lo que pensaba y que se metieran la pauta por donde quisieran. Antes de tomar el taxi, tragó otro pucho con el portero. Aquel fue el único que le preguntó qué tal había estado la guardia y le deseó buen descanso...
Los pases de guardia son fundamentales. Es un momento de intercambio y su calidad está acorde al nivel de asistencia que se presta. Varía de un lugar a otro, pero diré que los lugares como el de Marta, en donde campea lo irrespetuoso es en los lugares más grandes y donde hay gente que compite. Las viejas historias afloran, uno quiere ser mejor que el otro y entonces la cosa se desvirtúa. Hay otros colegas que intentan hacerse ver, tirar al blanco con algún diagnóstico e intentar tapar con esas excelentes interrupciones las cosas que no hace en otros lados. También están los que quieren hacer imponer su pensamiento sin escuchar. Por suerte no sucede todo el tiempo y hay lugares en los que los pases son un encuentro fraterno entre colegas que no se ven hace tiempo, uno se abraza y compadece al otro por la mala guardia que tuvo y le cuenta historias similares vividas. Se prende de veras. También se entienden las equivocaciones que todos tenemos, se acepta que el otro diga "no sé que tiene este pero tal cosa...".. La cohesión de los grupos y la uniformidad de los lugares de trabajos hacen de los pases lugares amenos y nadie tiene que ponerse nervioso cuando cuenta los acontecimientos...
Un mal pase de guardia aumenta la mortalidad de los pacientes atendidos. Eso está estudiado. Aumentan los errores y amén de nuestros egos el que se embroma es el paciente. Se olvidan las cosas, los detalles que hacen la diferencia y la dignidad de la persona cuando no sabemos los nombres o la cama que ocupa. La tendencia muestra que la mano viene como para que hayan más pases de guardia. Ojalá. Y digo esto porque es una ridiculez que sigamos trabajando 12 o 24 hs de guardia seguidas en nuestros trabajos. Más que ridículo debería ser ilegal. Todos los que han hecho guardias de 6 horas reconocen la diferencia.

Aunque no se sabe cuál es el mejor método para un pase de guardia , seguro será alguno en los que se construya el respeto desde todos los ángulos y prime la dedicación y el cariño por nuestra tarea ante todas las cosas. Nadie aprende con miedo. Les adjunto una revisión del tema en cuidados críticos pediátricos y un método desarrollado en EEUU para pediatría. Si alguien llegó a este punto, le mando un abrazo. Si alguien no lo hizo espero no haya sido por salir tarde a alguna guardia. Y si ven a algún enfermo esperando en una emergencia a las horas del pase avísenle que vuelva más tarde.
 Sebastián.

Adjunto a este mail, venían 2 artículos, les dejo los títulos para que los puedan buscar:

1) Comunicación en el pase de guardia en lasá reas de cuidados intensivos en un hospitaluniversitario. Estudio transversal. Dr. César A. Belzitia, Dr. Alfredo Eymanna, Dr. Eduardo Durantea,
Dr. Rodolfo Pizarroa, Lic. Silvia Carrióa y Dr. Marcelo Figaria - Arch Argent Pediatr 2014;112(2):119-123 / 119

2) I-PASS, a Mnemonic to Standardize Verbal Handoffs. P. Landrigan, Theodore C. Sectish and the I-PASS Study Group. Amy J. Starmer, Nancy D. Spector, Rajendu Srivastava, April D. Allen, Christopher
Pediatrics 2012;129;201; originally published online January 9, 2012; DOI: 10.1542/peds.2011-2966

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